Tras su paso por Providencia y Santa Catalina, el huracán IOTA ha dejado muchos momentos difíciles para la población isleña: la carencia de servicios básicos, la recolección de escombros, la llegada desordenada de ayuda humanitaria, la falta de un techo, el brote de Covid-19 y el plan de reconstrucción de la isla, ha puesto el dedo en la llaga al abandono histórico que ha tenido el archipiélago desde tiempos remotos.